sábado, 7 de mayo de 2011

Silencio

No sé qué hora es, ni me apetece saberlo.
Si conocieses el silencio de esta casa, sabrías de esa textura emotiva de las camisetas cien por cien de algodón de que te hablo. Esa textura que es un viaje a los abriles de los ocho años, y a esos colores absolutos.
Y es que este silencio, no es sólo mansedumbre. Ocurre en ocasiones que una ristra de gorriones saluda al día desde la baranda; otras veces, los vecinos hacen de sus vidas sonidos. Muchas veces se escucha el susurro de la materia. Sus entrañas. Las tuyas propias. Eso, silencio y materia. Y tú, ahí, deleitada, serena. Víctima del tránsito de la luz y de los tiempos, microscópica y eterna.
¿Puedes entender este silencio vivo? ¿Esa paz, que no es paz, sino más bien sólo una pausa? ¿Esos segundos robados al vértigo de la vida moderna y su motor petróleo?
De eso se trata.
Una mañana imprecisa y sin hora, cielo nácar, despertarás a este silencio de curvas y pasiones pequeñas, y comprenderás mejor mi manera de susurrarte la mano por la espalda.

1 comentario:

  1. Eres sencillamente deliciosa...qué tesoro Dios qué gozo qué paz y qué cosquilleo, Estrelitzia a punto de volar... tenerte.

    Ali Merino

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