No puedo fotografiar esto que pasa. Ni siquiera sé darle un nombre exacto. Hablo de la bruma primera del día, donde la forma aún no resulta definitiva, y queda una especie de musitar que acaba de abandonar la noche. Ese musitar pequeño no puede ser retratado plenamente más que como una marisma de luz y de tactos.
Y más ahora. Y más hoy.
El azul no es azul, y el sol no es sol. Todo ocurrirá como sucede cada día, y el azul será azul, y el sol será sol, pero aquí, en esta bruma, de aves y bostezos, todo está por realizarse.
Y así, es un poco imposible de detener en un retrato, porque se va filtrando con los hechos.
Y así, también, es un poco perfecto.
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