jueves, 10 de septiembre de 2015

Apuntes para una nueva morfología

Lo curioso de la morfología de la palabra tristeza es que no remite a un cuerpo apagado. De la misma manera que la morfología de la palabra triste remite, sin ningún género de dudas, a un hombre gris un día de lluvia, bastante semejante en su apatía a Bartleby, el escribiente, en el caso del cuerpo de la palabra tristeza hay un empuje en sus fisuras que rezuma vitalidad y entusiasmo. Como un frondoso y oscuro bosque que esconde una hoguera, más o menos viva, que arde en su interior, y que el espectador puede ver desde fuera una vez que sus ojos se han acostumbrado a la oscuridad.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Pozo

Pescar en el desierto
al asomarme
al pozo de tu ombligo
en esta tierra, blanca, 
que no conoce lluvia ni alimento.
Y aunque el paisaje es calmo
y descargo mis piernas 
con soltura
en el largo vacío de la poza,
no hay organismo humano 
que resista 
siete días sin agua.

lunes, 20 de julio de 2015

[...]

[Se nos da bien
jugar juntos
al cíclope.
Sólo es verano;
debería bastar].

lunes, 15 de junio de 2015

También, entonces...

También, entonces, pasaba mucho a tiempo a solas.
Unas veces, en verano, descalza, intentaba atravesar el pasillo trasero de la urbanización sin pisar el suelo, recorriendo el murete que cercaba los bungalows.
Me gustaba que la pintura blanca de la tapia se me clavase en los pies. Me gustaba la parte de atrás y el silencio.
Sobre la una del mediodía, en algunas casas, se escuchaban ruidos de platos, y olía a ajo y a cebolla; yo recorría el muro muy callada para que no me vieran.
Me pensaba en un precipicio.
Me caía a menudo porque los cipreses habían crecido y no me dejaban pasar, y volvía a empezar.
Llevaba algunos rasguños en la cara interna de los muslos, en los antebrazos, en las rodillas.
Cuando te los hacías, sentías un poco de quemazón pero se pasaba pronto, en cuanto te metías en la piscina.

viernes, 27 de marzo de 2015

La goma recién salida de fábrica

(Me cuesta reconocer su cuerpo. Entonces teníamos dieciocho, los cuerpos tenían la piel elástica como una goma recién salida de fábrica).
(Me cuesta reconocer su cuerpo. Entonces teníamos dieciocho. Y esto es soñado).
(Dice que después de mí lo tuvieron que abrir).
Después de ti me tuvieron que abrir.
(Me enseña la cicatriz. Está cosido, su pecho tiene una cicatriz que le atraviesa).
(Parece una cordillera).
(Parece el corte del pan).
(Parece acabado de hacer, acabado de bordar, con la carne rosada y las puntadas frescas).
(Está crudo, pienso).
(La cicatriz llega y reconstruye el pene, con cruces negras de los hilos negros de los hospitales).

Ya no puedo hacerlo (dice). Cuando intenté hacerlo, después de ti, sangré.
(Me enseña la bañera roja, toda. Las cortinas de la bañera rojas, todas. Nos vamos).

(Digo) Ya pasó mucho, tu novia dirá algo.
Se acostumbró. Nos acariciamos.
Está bien. Pero.
Ya. Bueno. Hay otra cosa.
Dime.
Me recuerdo de ti.
No se dice así. Dilo bien.
Me recuerdo de ti (repite). Me recuerdo tu sexo que era flor y era sangre y era electricidad.
(Callo).
Querría volver a intentarlo contigo.
¿Amar o follar?
Quiero el sexo flor. El sexo sangre. El sexo electricidad. Lo que golpea. Tu entrepierna, ojo de la tormenta.
(Callo).

(Pienso en una carnicería).
(Pienso en los dieciocho y las gomas recién salidas de las fábricas).
(Pienso en sus ojos de paz. Las terneras que se ilusionan antes de morir y miran).
(Pienso en los dieciocho y en los hilos negros de los hospitales).
(Pienso en dar mi cuerpo que no es mi cuerpo, como sacrificio. Lo lanzo contra el universo infinito: follar en una bañera roja, toda).
(Pienso en golpear).

martes, 10 de marzo de 2015

La cueva

0.
[Anne dijo
quiero leer lo que no escribes
y yo no pensaba que se me notase y me asusté.
Yo dije,
sí,
bien,
hay un lo que no escribo,
pero todavía no puedo nombrarlo.]

1.
Mira, ayer, ya ves,
dormí con la luz encendida
y las manos metidas entre las piernas, como si mis piernas fueran una gruta.
A mitad de la noche, anunciaron una muerte;
la vi y se me quebró el sueño.
[Se anuncia la muerte y se quiebra el sueño, esto es ley]. 
Di tres vueltas a la casa y me volví a acostar,
que se enfrían las sábanas.

2.
Escarbé con las manos y con los dedos
y con las yemas de los dedos,
y con los cortes y los padrastros y las grietas de los dedos,
y con las huellas, las mías propias y las otras huellas,
incluso con las huellas de la muerte, escarbé.

Me puse a escarbar en la cueva,
gruta
adentruras
profundidades
de las piernas,
y me metí tan dentro que
ya no sé decir
si la luz seguía o no encendida
si la muerte había sido o no un sueño,
si seguía la noche o si seguía el día,
si las sábanas
ya se habían enfriado,
definitivamente.

martes, 10 de febrero de 2015

[...]

[El frío es un gusano
que te corta de blanco los adentros.
El gusano del frío,
afilado como el corte de un folio.
Las humedades crecen
en los tejidos blandos que te abre.
Las filigranas blancas
del frío del gusano
se inundan, se hacen río, te detienen;
pálidos humedales
y parálisis blanca].

viernes, 2 de enero de 2015

La cosita rota, el crash, la juntura imposible.


Pronto escribiré un poema sobre un fauno y una ninfa. Me lo prometí hace tres años. Hace tres años me dije: eres una ninfa forzada por un fauno. Me dije: eres un fauno forzado por una ninfa. Hoy me he dicho: somos poderosas y estamos heridas, y he visto un montón de pájaros graznando histéricos dentro de la jaula de mis costillas.
He visto que la carne del cocido deshilada, un juego de porcelana haciéndose trizas, y yo, borracha y ardiendo en una fiesta, somos lo mismo. La cosita rota, el crash, la juntura imposible.
Ayer le escribí a mamá una nota en la que le decía que me temía, que me tenía miedo, porque olvidaba lo futuro y porque para mitigar el dolor siempre pensaba en más dolor. Vino a casa en la tarde y se lo dije, dentro de mí algo no deja de estallar, y ella dijo que siempre había sido así, los mases y los menos, la belleza y la intensidad, el después y la intensidad, el ascenso, la caída, una intensidad que suena a tambores de guerra. Madre, estoy cansada de herirme. Ten cuidado, hija, por favor.