domingo, 4 de octubre de 2009

Muy niña, muy pava, muy crédula

A veces me canso mucho de mi misma. No me sorporto. Me aburre parecerme a mi. Pareciendo fuerte, segura de mí misma, sofisticada, mierda. Sofisticada mierda. Yo sé que no es así, sé que nada de eso es cierto, que todo ha sido una cortina de humo que he ido creando durante años y donde ya es casi imposible adivinar qué es real y qué no lo es. Qué pereza. No hay ninguna fortaleza, ni ninguna seguridad, mal que me pese, no hay nada de nada. Mi sofisticación se limita a los zapatos de tacón, y también hay bastante de complejo en ellos. No soy un personaje, pero estoy harta de parecer inquebrantable, cuando en realidad me siento tambalear constantemente. Cuando en realidad mi devoción por lo ajeno, también tiene algo de súplica. Sí, yo también quiero que se me cuide, que se me mime, porque me viene grande muchas veces la vida de adulta responsable, porque por mucho que aprenda siempre siento que no sé lo suficiente, porque debajo de lo que se ve, soy muy niña, y muy pava, y muy crédula, y sufro, y padezco, más allá de ironías y sarcasmos, más allá de referentes culturales, de políticas, de ropajes, de credos. Me sé pequeña y deseo que se sepa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario