miércoles, 8 de junio de 2011

Yo tenía un body

Yo tenía un body que era de mi madre.
Era un body negro, de licra y con encajes negros.
Yo tenía un body que era de mi madre y cuando lo vestía, los labios se me hacía rojos de saliva y misterios, y tenía una sed que era otra.

Tenía una sed desconocida, pero bebía agua, agua bien fría, porque el agua siempre me ha hecho feliz y bonita.
Pero la sed seguía, esa otra sed, de cuando vestía el body que era de mi madre.
Esa sed de plata y quemadero. Esa sed que tenían los mayores cuando se cerraban las puertas. Cuando cerraban las puertas, la sed de los mayores, que era negra y de licra y con encajes negros.

Y la sed o el body - ya no sé bien - te hacía los labios rojos y terruños, y te hacía musitar, sssssshhhhhhh, sssssssssshhhhhhh. Y casi te hacía ser un gemido obsceno, pero tú no sabías que era era eso de gemir ni que era eso de obsceno, así que bebías agua, agua bien fría, y te mirabas al espejo el body y la sed y los labios, y pasaban cosas que no tenían nombre.

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