Quiero decir junco y quiero decir naranjo.
Y quiero decir acequia, sedimentos, sendero y sol.
Digo muslo, y carne, y más sol, y pecho, y sudor.
Digo aliento. Aperturas. Entreabrir.
Digo violencia, digo fluido, digo torrentes y torrentes.
Barro.
Y manos que arañan la tierra. Y una torpeza ruda. Y el síncope del mediodía o de la media siesta. Y digo cabello, cabello desordenado, descompasado. Los ojos que se ciegan con el sol caliente y blanco. La boca y su parálisis. El cuello que se curva. Y el placer, que se parece al dolor en sus gestos.
El paisaje ha quedado detenido.
Una nube mínima y redonda atraviesa la escena.
No me importa qué pasa después.
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