Samuel, sesenta y cuatro, trabaja despacio, surcos de piel quemada. Ya no hay batalla.
Se agacha a encolar, coloca una baldosa, y un suspiro, rugido menor: organiza las vértebras en el sonido.
(Puede pensarse que) La lengua ucraniana florece herrumbre a ras de sus tobillos. Verdín, diente de león, a ras de sus tobillos, los adoquines.
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