Todos los ramales del mimbre se conmueven, se contraen,
cuando se sienta.
Les cuento de la sacerdotisa.
De la papisa.
De la hembra absoluta.
La hembra que contiene todo el cénit solar entre sus muslos.
Su gravedad, su proceder denso y contenido.
Una manera de acumular el espacio en cinco pasos.
Una determinada forma de sentarse sobre una butaca de
mimbre. Sobre una simple butaca de mimbre.
Ni siquiera habla demasiado.
Contiene el último poder, la mirada que queda detrás de la
mirada. Descubre todos esos deseos mal cauterizados que residen en ti y los
hace hervir o los hace volar o los revienta.
Les diré de la papisa.
No de su piel, ni de su forma, ni de su brillo.
Les diré de su totalidad, de su dimensión abrumadora.
De lo que le hace al infinito.
De lo que hay de último y de inicio en cómo muerde, por
ejemplo, una manzana.
[Texto elaborado para el ejercicio de interpretación creativa a partir de las cartas del tarot de www.taratela.com]
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