domingo, 23 de diciembre de 2012

Buzo (un relato)


El hombre de la escafandra tiene las manos grandes. Grandes y fuertes de limpiar los cascotes de los barcos. Los barcos y la fauna y la flora y los secretos de los territorios subacuáticos. “Es otro mundo, es el paisaje abisal”. Me dice algo así. “Todos terminamos un poco locos por la falta de oxígeno. Y todos somos un poco piratas”. Lo dice sin soltarme mi mano infinitesimal que se pierde en la suya.

Mientras recorríamos el planeta submarino, el bosque que queda en las inmediaciones y el paisaje montañoso, el suelo del dormitorio se ha llenado de algas y corales. Y a mí empieza a faltarme el aire. “Si salgo de aquí antes de que suba la marea, todavía podré alcanzar la orilla con facilidad”.

Así que suelto la mano de sal y de rocas del hombre de la escafandra y llego nadando a la tierra de los seres verticales. Desde alta mar se despide y su mano ahora no es más que un punto. Un segundo después, se deja tragar por las olas y las aguas saladas.

2 comentarios:

  1. Es muy gráfico y a la vez difuso, como un sueño o un pensamiento producido por la siesta de verano, rodeado de calor, humedad y sal. Relaja, relaja mucho leer.

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    1. Muchas gracias. Intentaba algo así. Me alegra lo que me dices.

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