lunes, 9 de julio de 2012

Constelaciones

Tengo este pulso negro de melancolía.
El doctor lo descubrió cuando buceaba en mis vísceras en busca de no recuerdo qué.
Quedé con todos los cortes repuntados en plata y la piel macilenta y superpuesta.
La piel abocada, cicatrizada toda; metros de cicatrices que llevan a la primera luz  o a las últimas contenciones de la noche.
El doctor dijo:
"Tú no tienes sangre, esto es un hormiguero de melancolías, casi que me trepaban por los brazos, casi que se me hacen a mí, como se hicieron a tu hígado o a tu intestino armado de negruras, chica".
Ya lamía yo mis laceraciones.
Ya lamía yo la arritmia de este pulso.
Ya salía, ya, y unía la línea de puntos de mis marcas para dibujar otra constelación.

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