Es mejor que no vinieses. Sino, la ingravidez, la frágil sucesión de sonidos que me iban dejando despojada de todo, no habrían sucedido. El salto al vacío es el tránsito de una, consigo misma. Tardes filantrópicas con adverbios de tiempo, con conjunciones subordinantes para oprimirte y murmurar, qué estás haciendo, dónde queremos ir, cuál de todas es la que da nombre al rostro. Cuál de todas es la que da nombre al rostro.
Terminaron la actriz y los aplausos, y salí difuminada entre los asistentes; apenas se notó que las palabras se me hacía otra vez porosas. En la calle, respiré el aroma de una lluvia segura.
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