Voy al acecho de mí por este desierto - los pasos - el crepitar de arbustos - la alborada nublada
Languidez. Languidez y fiereza.
La cuneta ya no es una salida: todo el cielo cabe en un cajón muy chico. Este aliento es un aleteo de aves en extinción.
El matorral violáceo, la montaña sin forma; me crecen en los bajos el tacto de las fieras.
El humor negro se sanaba con sanguijuelas: ahí tienen mi pecho, abierto, pétalos de almendros, esperando su lengua de páramo.
miércoles, 29 de febrero de 2012
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